Oh Dios mío, inclina tu oído y escucha - Suplica fervientemente por su atención y su favor, como se hace con un hombre.

Abre tus ojos - Como si sus ojos hubieran estado cerrados por la condición de la ciudad, y no lo viera. Por supuesto, todo esto es figurativo, y es el lenguaje de una súplica fuerte y sincera cuando el corazón está muy interesado.

Y la ciudad que se llama por tu nombre - Margen, "con lo cual se llama tu nombre". El margen expresa el sentido más literalmente; pero el significado es que la ciudad había sido consagrada a Dios, y se llamaba suya, la ciudad de Jehová. Era conocido como el lugar de su santuario, la ciudad donde se celebraba su adoración y que se consideraba su peculiar lugar de residencia en la tierra. Compare Salmo 48:1; Salmo 87:3. Este es un nuevo motivo de súplica, que la ciudad pertenecía a Dios, y que él recordaría la estrecha conexión entre la prosperidad de esa ciudad y la gloria de su propio nombre.

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