Tomen ustedes, hombres sabios y entendidos, ellos mismos debían seleccionar a estos hombres, ya que era necesario poner mucha confianza en ellos, y conocidos entre sus tribus, y los pondré por gobernantes sobre ustedes. Estos gobernantes se caracterizaban así por el temor de Dios, por el buen sentido común al juzgar casos particulares, y eran reconocidos como dignos de confianza por la propia gente, una excelente combinación para este propósito.

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