Tampoco (el rey) se multiplicará las esposas para sí mismo, a la manera de los monarcas orientales voluptuosos y amantes del lujo, para que su corazón no se desvíe, como el de Salomón en años posteriores, cuando sus esposas lo sedujeron a la idolatría, 1 Reyes 11:3 ; ni se multiplicará en gran medida la plata y el oro, otra práctica peligrosa de los reyes orientales.

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