Mira ahora, al contemplar el destino que golpeó a los idólatras insensatos, que yo, incluso yo, soy Él, y no hay dios conmigo; Jehová solo es el Dios verdadero. Yo mato y doy vida; Hiero y curo; ni hay quien pueda librar de mi mano. A Él, como Dios todopoderoso, le corresponde el poder absoluto sobre las criaturas de Su mano.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad