Una generación pasa, hundiéndose en el polvo de la muerte, y viene otra generación, reemplazando a los que son sepultados; hay un ir y venir continuo; pero la tierra permanece para siempre, permanece igual, mientras el Señor así lo decrete, en medio de la confusión de los siglos cambiantes, permaneciendo tranquilamente mientras las generaciones van y vienen.

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