Una generación pasa, y otra generación viene La oración pierde fuerza por las palabras insertadas en cursiva. Mejor, generación pasa y generación viene. Esta es, por así decirlo, la primera nota de vanidad. El hombre, en idea el señor de la tierra, no es más que un extraño que se demora un día. Como en la conmovedora parábola del jefe sajón, sale de las tinieblas como a la luz de un salón de fiestas, y luego vuelve a pasar a las tinieblas (Beda, Ecl.

Hist . ii. C. 14), pero la tierra que en idea está sujeta a él se jacta de una permanencia que él no puede reclamar. En la palabra hebrea que responde a "para siempre" tenemos, como en otras partes, una duración indefinida más que absolutamente infinita.

Los paralelismos de pensamiento se presentan en Sir 14:19; Job 10:21 ; Salmo 39:13 y, podemos agregar, en Homero, Il. vi. 146,

οἴη περ φύλλων γενεή, τοιήδε καὶ ἀνδρῶν.

φύλλα τὰ μέν τʼ ἄνεμος χαμάδις χέει, ἄλλα δέ θʼ ὓλη

τηλεθόωσα φύει, ἒαρος δʼ ἐπιγίγνεται ὣρη•

ὣς ἀνδρῶν γενεὴ ἡ μὲν φύει, ἡ δʼ ἀπολήγει.

"Como son las hojas, así es la raza de los hombres;

A unos los esparce el viento por el suelo, a otros

El bosque fértil, cuando llega la primavera,

pone adelante; así notemos nosotros también con la humanidad;

Uno cobra vida, otro se cae".

Es significativo que estas líneas estuvieran siempre en boca de Pyrrho, el fundador de la escuela griega de los escépticos (Diog. Laert. ix. 11. 6).

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