Recuerda, ahora, a tu Creador en los días de tu juventud, con un sentimiento de reverencia y gratitud por las muchas bendiciones recibidas, producto de la verdadera fe en el corazón, mientras no lleguen los días malos, los de edad avanzada, ni los años. acércate cuando digas: No tengo placer en ellos, cuando el vigor de la juventud y la madurez es reemplazado por el sentimiento de decadencia y la debilidad de la senilidad;

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