Dije en mi corazón, al meditar sobre un posible cambio en las condiciones desafortunadas que se obtengan, Dios juzgará a los justos y a los malvados, si no de este lado de la tumba, entonces en el último gran Juicio; porque hay un tiempo allí, en el cielo arriba, para cada propósito y para cada obra, porque Dios es todavía soberano supremo en el universo.

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