Entonces le dijeron Zeres, su esposa y todos sus amigos: Hágase una horca de cincuenta codos de altura, la gran altura sirva para enfatizar la ejecución y su deshonra, y mañana di al rey que se ahorque en ella a Mardoqueo, no tenían ninguna duda de que esta solicitud sería concedida fácilmente. Entonces entra alegremente con el rey al banquete, sin que su disfrute se vea perturbado por un solo pensamiento del odioso judío.

Y agradó a Amán; e hizo construir la horca, erigida delante de su propia casa, lista para la ejecución que esperaba llevar a cabo al día siguiente. Así, la supuesta suerte de los impíos los hace seguros y los prepara para la destrucción que el Señor les ha designado.

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