y para que cuentes a oídos de tu hijo y del hijo de tu hijo lo que he hecho en Egipto, y mis señales que he hecho entre ellos; para que sepáis que yo soy el Señor. Dado que el Faraón había endurecido su corazón en primer lugar, el Señor ahora lo entregó a la condenación que había elegido para sí mismo, y las últimas plagas tenían el propósito de completar su obstinación. Moisés fue informado de este hecho, para que no se desanimara.

Al mismo tiempo, el Señor tenía en vista Su propia glorificación; porque los hijos de Israel, a lo largo de sus generaciones, deben conservar la memoria de las plagas de Egipto, a fin de mantener el temor del Señor delante de ellos en todo momento.

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