Y tomarás un manojo de hisopo, una planta a la que se le atribuyeron propiedades limpiadoras, y lo mojarás en la sangre que está en la palangana, que se recogió cuando el animal fue sacrificado, y golpearás el dintel y los dos postes laterales con la sangre que hay en la palangana, aplicando así la sangre como pintura. Y ninguno de vosotros saldrá por la puerta de su casa hasta la mañana, como medida de seguridad, porque sólo estaban protegidos dentro de la casa, detrás de la sangre del sacrificio.

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