Y con el soplo de tu nariz se juntaron las aguas, porque así miró Moisés el fuerte viento del este que envió Jehová, los ríos se erigieron como un montón, y las profundidades se congelaron en el corazón del mar; porque los muros de agua se levantaron como masas heladas a ambos lados mientras los israelitas marchaban por el mar.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad