El enemigo dijo: Perseguiré, alcanzaré, repartiré el botín; mi lujuria se satisfará con ellos, mi alma se saciará de ellos; Sacaré mi espada, mi mano los destruirá. Las breves frases, poco más que exclamaciones, pintan vívidamente la certeza de la victoria que se apoderó de los corazones de los egipcios mientras avanzaban con arrogante orgullo de confianza.

Y dijo Moisés a Aarón: Di a toda la congregación de los hijos de Israel: Acércate delante de Jehová; porque ha oído tus murmuraciones. Aarón, como portavoz de Moisés, iba a hacer este anuncio, dando al pueblo la seguridad de que Jehová había escuchado, y estaba dispuesto a conceder, la oración incluida en su murmuración, a pesar de que indicaba una debilidad pecaminosa en su parte.

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