Seis días harás tu trabajo, y el séptimo día descansarás, principalmente desistiendo del trabajo, para que tu buey y tu asno descansen, y el hijo de tu sierva y el forastero descansen. Así que los esclavos y los extraños, así como los animales domésticos, debían recibir un hechizo de respiración una vez a la semana, el sábado sirviendo así no solo a fines religiosos, sino también humanitarios.

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