Y él dijo: No te acerques acá; quita el calzado de tus pies, porque el lugar en que estás es tierra santa. Los lugares donde el Señor se digna aparecer a los hombres pecadores son apartados para siempre a sus ojos y no pueden ser profanados por un comportamiento irreverente, porque el hombre le debe a Dios el más alto grado de veneración. En todo Oriente se sigue observando la costumbre de quitarse los zapatos antes de entrar en un lugar dedicado al servicio divino, sea verdadero o falso.

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