Y él dijo: No te acerques acá; quita el calzado de tus pies, porque el lugar en que estás es tierra santa.

Quítate los zapatos. La indicación estaba en conformidad con un uso que era bien conocido por Moisés, porque los sacerdotes egipcios lo observaban en sus templos, y que se observa en todos los países orientales, donde la gente se quita los zapatos o las sandalias, como nosotros nos quitamos los sombreros. Pero la idea oriental no es precisamente la misma que la occidental. Para nosotros, quitarse el sombrero es una expresión de reverencia hacia el lugar al que entramos, o más bien hacia Aquel que es adorado allí. Para ellos, quitarse los zapatos es una confesión de contaminación personal y de indignidad consciente para estar en presencia de la santidad sin mancha.

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