Y cuando Jehová vio que él se apartaba para ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: Moisés, Moisés. Y él dijo: Heme aquí.

Cuando el Señor vio que se volvió. Las manifestaciones que Dios hacía antiguamente de sí mismo iban siempre acompañadas de señales claras e inequívocas de que las comunicaciones eran realmente del cielo. Esta evidencia cierta le fue dada a Moisés. Vio un fuego, pero no hubo ningún agente humano que lo encendiera; oyó una voz, pero no hubo labios humanos de los que procediera; no vio ningún ser vivo, sino que había uno en la zarza, al calor de las llamas, que le conocía y se dirigía a él por su nombre. ¿Quién podía ser sino un Ser Divino?

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