Y los seres vivientes corrían y volvían, siempre directamente delante de ellos, como la aparición de un relámpago, con la rapidez de un relámpago eléctrico. El Señor, si así lo desea, puede revelar Su voluntad en un marinero asombroso y majestuoso, como también lo demuestran algunos fenómenos de la naturaleza hasta el día de hoy.

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