Y en cuanto a tu nacimiento, en cuanto a la manera en que nació Jerusalén: el día que naciste, no te cortaron el ombligo, ni te lavaron con agua para darte un baño, con el propósito de una purificación completa; no fuiste salado en absoluto, como era costumbre para endurecer la piel tierna, ni envuelto en absoluto. Jerusalén es representada como un niño abandonado y descuidado.

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