Pero cuando yo hable contigo, abriré tu boca para manifestar el juicio de Dios sobre sus compatriotas, y les dirás: Jehová el Señor ha dicho así: El que oye, oiga; y el que se abstiene, él se abstiene; porque son una casa rebelde, y por lo tanto, solo ellos mismos serían culpables de la calamidad que seguramente los golpearía. Todo pastor, como atalaya del Señor en medio de su congregación, tiene una tremenda responsabilidad sobre él, tanto en llamar a los pecadores al arrepentimiento como en advertir a los creyentes contra los caminos de la injusticia. Un negligente en este deber es un asesino de almas.

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