Tú también, hijo de hombre, toma para ti una teja, muy probablemente un ladrillo babilónico, de un pie cuadrado y unas cinco pulgadas de grosor, y colócalo delante de ti, mientras la arcilla aún estaba blanda, y representa en ella la ciudad, incluso Jerusalén, dibujar el mapa de la capital judía con el lápiz o estilo habitual,

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