y sitiarlo, y construir contra él un fuerte, muy probablemente una torre de vigilancia o baluarte, que permitiera al ejército invasor observar cada movimiento de los sitiados, y lanzar contra él una montura, los habituales terraplenes con sus trincheras; Ponga también el campamento contra ella, para rodear la ciudad por todos lados, y ponga contra ella arietes en derredor, siendo estos últimos troncos de madera dura, con cabezas de hierro forjado. Todo esto se mostraría en el bosquejo preparado por el profeta, el mapa enfatizando así el hecho de que Jerusalén sería sitiada.

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