En el año veinticinco de nuestro cautiverio, muy probablemente el año 575 aC en el comienzo del año, que comenzó en la primavera, en el mes de Abib, o Nisan, en el décimo día del mes, a los catorce años después de eso la ciudad fue golpeada, es decir, después de que fue tomada por los invasores caldeos, en el mismo día la mano del Señor estuvo sobre mí y me llevó allá, de modo que él, en un estado de éxtasis, fue transportado a Jerusalén.

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