Y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar la tierra. Y así fue. Esa es la tercera función de los cuerpos de luz celestes, enviar la luz, ya sea propia o reflejada por ellos, para ser portadores de luz para la tierra. Tan pronto como Dios habló, fue hecho; porque no fue una obra ordinaria hecha por Él, sino un acto de creación.

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