Ahora, pues, devuélvele al hombre a su mujer; porque es profeta, y orará por ti, y vivirás; y si no la devuelves, sabe que ciertamente morirás, tú y todos los tuyos. Si, después de esta revelación, Abimelec hubiera persistido en conservar a Sara, su pecado habría sido de malicia, y la muerte habría sido la retribución segura, no solo su propia muerte, sino la de toda su familia.

Al decirle a Abimelec que permanecería con vida solo en virtud de la intercesión de Abraham, quien era uno de sus propios profetas, el Señor mostró que sabía que el rey era capaz de un verdadero entendimiento moral. Es una persona sabia que se deja gobernar por las instrucciones de Dios después de algún tropiezo o error.

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