Y el Señor Dios llamó a Adán y le dijo: ¿Dónde estás? Era el llamado del amor ansioso así como de la justicia severa. Dios convocó a los pecadores ante su corte. El pecado se comete fácilmente, pero no se deshace tan fácilmente, porque pesa sobre la conciencia como culpa ante Dios, a pesar de todos los intentos de excusa.

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