No soy digno de la menor de todas las misericordias y de toda la verdad que has mostrado a tu siervo; porque con mi cayado pasé este Jordán; y ahora me he convertido en dos bandas. Ésta fue la reacción adecuada ante el miedo y el pánico abyecto que Jacob había estado sufriendo, al llevar el asunto al Dios verdadero en humilde oración. Su oración tenía la forma adecuada, porque le recordaba a Dios sus promesas, al mismo tiempo declarando su propia indignidad en lo que respecta a todas las misericordias y toda la verdad del Señor, por todas sus posesiones veinte años antes, cuando cruzó el Jordán cerca de este punto, había consistido en un bastón, y ahora había dos bandas de animales y de sirvientes que él estaba llevando de regreso a su país de origen.

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