Y él dijo: No se llamará más tu nombre Jacob, sino Israel; porque como príncipe tienes poder para con Dios y con los hombres, y has prevalecido. Desde la posición de un simple Jacob, poseedor del talón, en cuya capacidad había vencido a su hermano Esaú, fue aquí ascendido a la de Israel, el luchador de Dios, el capitán o príncipe de Dios, porque había prevalecido como un príncipe en su lucha con el Señor. Cf Oseas 12:4 .

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