28. Tu nombre ya no será Jacob. Como hemos visto, Jacob recibió su nombre desde el vientre de su madre, porque agarró el talón del pie de su hermano e intentó retenerlo. Ahora Dios le da un nombre nuevo y más honorable; no para abolir por completo el otro, que era un signo de gracia memorable, sino para dar testimonio de un progreso aún mayor de su gracia. Por lo tanto, de los dos nombres, el segundo es preferido al primero, por ser más honorable. El nombre se deriva de שרה (sarah) o שור (sur), que significa gobernar, como si se le llamara Príncipe de Dios: pues he dicho, poco antes, que Dios había transferido la alabanza de su propia fuerza a Jacob, con el propósito de triunfar en su persona. La explicación del nombre que se añade inmediatamente es así dada literalmente por Moisés: "Porque has luchado con Dios y con los hombres, y has prevalecido". Sin embargo, el sentido parece estar fielmente traducido por Jerónimo: pero si Jacob actuó de esta manera heroica con Dios, mucho más debería mostrarse superior a los hombres; porque ciertamente fue la intención de Dios enviar a su siervo a varios combates, inspirado con la confianza resultante de una victoria tan grande, para que luego no vacilara. Pues no solo impone un nombre, como suelen hacer los hombres, sino que con el nombre da la cosa misma que el nombre implica, para que el evento corresponda a ello.

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