Deja del hombre, cuyo aliento está en su nariz, todos los hombres son amonestados a no poner su confianza en el hombre, débil e impotente como es en todo lo que emprende, dependiendo de un aliento que rápidamente desaparece; porque ¿en qué se le tendrá en cuenta? Todos los accesorios humanos pueden y serán quitados en un abrir y cerrar de ojos. Es bueno en todo momento confiar en el Señor y no confiar en el hombre, especialmente en vista del Juicio venidero, que mostrará la vanidad del orgullo del hombre y de todos sus logros.

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