Mi corazón jadeaba, latía salvajemente, el miedo me asustaba, con una fuerza aterradora y entumecedora; la noche de mi placer, la oscuridad de la noche, que de ordinario era agradable para el profeta a causa del descanso corporal y la conducción a la contemplación silenciosa asociada con ella, se ha convertido en miedo para mí, es decir, a causa de la horrible visión conectado con él en este caso.

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