No verás un pueblo feroz, porque los enemigos terribles habrán desaparecido para siempre, un pueblo de un habla más profunda de lo que puedes percibir, cuyo lenguaje es difícil de entender; de lengua tartamuda, indistinguible de los que no están familiarizados con el dialecto, que no puedes entender. Es un cuadro de feliz liberación que el profeta pinta ante los ojos del verdadero Israel.

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