Yo soy el SEÑOR, el SEÑOR, el Inmutable; ése es Mi nombre, Éxodo 3:14 ; y mi gloria no daré a otro, ni mi alabanza a imágenes talladas. El honor de su santo nombre, frente a las falsas afirmaciones de los ídolos y sus sirvientes, exigía esta solemne promesa. Si no envía al Mediador prometido del pacto para traer la salvación tanto a judíos como a gentiles, entonces ha perdido el derecho a ser llamado Jehová y a ser adorado como el Dios verdadero.

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