Por tanto, el infierno, en este caso el reino de la muerte en la medida en que estaban sujetos a castigo en el lugar reservado para los malvados, se ha ensanchado y ha abierto la boca sin medida, para recibir el gran número de víctimas; y su gloria, el esplendor de su maldad, y su multitud, y su pompa, el tumulto y el ruido de sus gritos de borrachos, y el que se regocija, los que encuentran su gozo en los excesos de este mundo, descenderán a él. Entonces toda la risa y los gritos de los niños de este mundo se convertirán en gritos de aflicción, acompañados de llantos y crujir de dientes.

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