Incuban huevos de víbora, los de la serpiente basilisco, cuyo veneno era mortal, y tejen la telaraña para atrapar a sus víctimas; el que come de sus huevos muere, y lo que es triturado, es decir, cualquiera de estos huevos venenosos, se rompe en una víbora, que se abre para emitir el reptil venenoso.

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