Tú, Jerusalén, que representa a la Iglesia de Cristo, nunca más serás llamada Abandonada, como una esposa abandonada por su esposo; ni tu tierra se llamará más Desolada, como una madre abandonada por sus hijos; pero serás llamada Heplizi-bah (Mi deleite está en ella), y tu tierra Beulah (Estás casada), como testimonio de la relación que existe entre la Iglesia y Jehová, su Señor; porque el Señor se deleita en ti, como dice el primer nombre, y tu tierra será casada, como dice el segundo nombre, no sólo la propiedad, sino también la protección de Jehová implícita.

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