No trabajarán en vano, sin resultado o sin recompensa duradera, ni darán a luz para problemas, si sus hijos no heredarán nada más que miseria; porque son la simiente de los benditos del Señor, engendrados por el Señor y bendecidos por Él, y su descendencia con ellos, participantes de los mismos beneficios que los hijos disfrutan con sus padres.

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