Pero el Señor, Jehová, el Dios del pacto, es el Dios verdadero, siendo toda Su esencia la verdad sobre la nada de los ídolos, y un Rey eterno, Gobernador del universo para siempre; ante Su ira la tierra temblará, retrocediendo de terror ante Su ira viva, y las naciones no podrán soportar Su indignación, ni soportar la más mínima expresión de Su ira.

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