Reprime tu pie de estar descalzo, de correr tan violentamente tras la idolatría que desgasta sus zapatos, y tu garganta de la sed, como resultado de su excesivo esfuerzo en la búsqueda de extraños y sus costumbres idólatras; pero dijiste: No hay esperanza, no; es inútil discutir, ya que está firmemente resuelta a seguir su camino pecaminoso; porque he amado a extraños, dioses extraños en lugar del único Dios verdadero, y tras ellos iré, resuelto a perseverar en su maldad.

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