¿A quién hablaré y advertiré, para que el profeta exprese ahora su objeción, para que me escuchen? ¿De qué sirve toda protesta en tales circunstancias? He aquí, su oído es incircunciso, cerrado a todas las amonestaciones por su propia mente carnal, y no pueden escuchar debido a la dureza de su corazón, provocada por su obstinada oposición. He aquí, la Palabra del Señor les es oprobio, burla y escarnio; no se deleitan en ello.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad