Él divide el mar con Su poder, espantando, despertando, sus olas en temibles tormentas, y con Su entendimiento Él golpea a través del orgulloso, literalmente, "Rahab", un gran monstruo de las profundidades. Así como el mar se despierta hasta el mayor grado de furia ante Su orden, así se calma en la quietud ante Su palabra.

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