Esta fue, pues, la suerte de la tribu de los hijos de Judá por sus familias, según se extrajera de la urna o según cayera al echarla; hasta la frontera de Edom, la tierra que anhelaban los edomitas, al sur del mar Muerto, el desierto de Zin hacia el sur era el extremo de la costa sur. El territorio de Judá se extendía así hasta el borde mismo del gran desierto en el que la gente había pasado tantos años agotadores.

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