Entonces Jefté fue con los ancianos de Galaad, y el pueblo lo nombró jefe y capitán sobre ellos, líder tanto en la paz como en la guerra; y Jefté pronunció todas sus palabras ante el Señor en Mizpa, repitió las condiciones bajo las cuales aceptaría el cargo y declaró las obligaciones que recaían sobre él y el pueblo. Así, Jefté perdonó y olvidó los insultos del pasado en su disposición a servir a Jehová.

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