Llamé a mis amantes, las naciones que habían profesado un interés de verdadero afecto, pero me engañaron; mis sacerdotes y mis ancianos entregaron el espíritu en la ciudad, los gobernantes espirituales y temporales expiraban en las cercanías del Santuario de Jehová, mientras buscaban su alimento para aliviar sus almas, los mismos nobles del pueblo estaban obligados a buscar comida de cualquier tipo, si fuera suficiente para preservar sus vidas.

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