En cuanto a nosotros, nuestros ojos aún fallaron por nuestra vana ayuda, es decir, los judíos, que todavía esperaban la ayuda de Egipto y otras naciones aliadas, estaban profundamente decepcionados; en nuestra vigilancia hemos buscado una nación que no podría salvarnos, como lo demuestra también el hecho de que el pequeño grupo de personas que quedó después del asesinato de Gedalías huyó a Egipto. Pero todas sus esperanzas fueron en vano; encontraron que su confianza había sido extraviada.

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