El Señor es lento para la ira, paciente y paciente contra la maldad de larga data, y grande en poder, su fuerza todopoderosa se hace evidente cuando golpea, y no absolverá en absoluto a los malvados, aquellos que han demostrado que son culpable. El Señor tiene Su camino en el torbellino y en la tormenta, que no son más que instrumentos y exhibiciones de Su poder, y las nubes son el polvo de Sus pies, son insignificantes ante Él, y Él las usa como le place.

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