En ese día, es decir, el día de la dedicación de los muros, leyeron en el Libro de Moisés en la audiencia del pueblo, evidentemente el Libro de Deuteronomio 7:1 ; Deuteronomio 23:3 ; y allí se encontró escrito que el amonita y el moabita no debían entrar en la congregación de Dios para siempre, ni por ser parte de la nación judía ni por entrar en su organización por medio del matrimonio; para ser exactos, ninguna familia moabita o amonita podía ser admitida en los privilegios de la Iglesia judía hasta la décima generación después de abandonar el paganismo y declarar formalmente su adhesión a la religión judía;

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