Y cuando el pueblo se quejó, desagradó al Señor; literalmente, "cuando la gente expresaba sus quejas sobre el mal a los oídos de Jehová"; pues las incomodidades e inconvenientes de incluso estos tres días de viaje por el desierto les hacían gemir y murmurar. Y el Señor lo oyó, aunque en este tiempo todavía se hacía más en secreto, Salmo 78:18 ; y su ira se encendió, como un fuego que se enciende de repente; y el fuego del Señor, enviado de manera sobrenatural como castigo sobre ellos, ardió entre ellos y consumió a los que estaban en los extremos del campamento, probablemente de la misma manera que en el caso de Nadab y Abiú, Levítico 10:2. El fuego misterioso y consumidor comenzó en los bordes del campamento y amenazaba con devorar a toda la gente.

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