Y sucederá que en ese día, oiré, dice el Señor, sus oídos, por así decirlo, sintonizados con el menor movimiento de parte de los que lo conocen como su Salvador, oiré a los cielos, que aquí aparecen como intercediendo a favor de los creyentes, y ellos oirán a la tierra, que también se representa como suplicando misericordia;

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