También, oh Judá, te ha preparado una mies, la mies del juicio del Señor está preparada, cuando yo devuelva la cautividad de mi pueblo. La gran miseria de toda la nación de los judíos sólo podía cambiarse mediante los juicios de castigo de Dios, mediante los cuales los impíos serían destruidos y los que se arrepintieran serían salvos. Hasta el día de hoy, la única manera de que una persona sea aceptable a los ojos de Dios es mediante el arrepentimiento y la fe.

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